viernes, 27 de junio de 2014

Párrafos sin sentido

Pueden aparecer personas nuevas en nuestras vidas en cualquier momento y está bien, porque conservamos las fotografías del pasado y así detenemos el tiempo.

  Cada etapa de mi vida tiene su propio perfume, ¿qué tan raro es eso? No me importa, estoy creciendo y me quiero comer al mundo leyendo mil libros al día.

  Por un lado, lo odio por ser mi mejor amigo, pero ¿quién más que él entiende a mis demonios? No one. Además, no lo he visto en años, también lo odio por eso; vivimos en la misma ciudad. Mientras todos ustedes pueden visitar a sus amigos cuando quieran, ya sea porque van en la misma universidad o whatever... mi mejor amiga está en otro lado del mundo. ¡Qué injusticia! Tengo un 95% de probabilidad de no volverla a ver jamás.

  Necesito una mascota, un cachorro para ser exactos. Quiero que alguien brincotee sobre mí cuando llegue a casa después de un mal día, quiero contarle mis secretos, darle amor y no sentirme sola.

  Ya no canto como antes, ahora me desgasto más rápido al subir las escaleras. Me estoy desviviendo, este año cumplo 19, estoy en plena juventud. Not really.

  No me gustan las fiestas de los chicos de mi edad. Odio, ¡ODIO! el olor a cigarrillo. Mi olfato es algo especial, puede ser tu arma. Si hueles bien te voy a recordar el resto de mi vida, pero si no... saldré huyendo de ti.

  ¿Me haces un favor? Devuélveme el humor.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Saber es conocer y conocer es saber

No sé por qué la noche es oscura,
no sé qué hacemos aquí,
no sé quién inventó el tiempo
y mucho menos sé quién soy yo.

No sé de dónde vienes
ni por qué llegaste a mí;
no sé cómo puedes verme
y mucho menos sé quién soy yo.

No sé cómo reparar el silencio roto,
no sé cómo dormir sin soñar,
no sé siquiera rimar unos cuantos versos
y mucho menos sé quién soy yo.

martes, 20 de diciembre de 2011

Aire de ciudad.

Los pasajeros vagan por las calles sin desayunar,
muchos miran la ventanilla,
otros miran su reloj vacío, sin tiempo.


Los conductores desvelados van,
la luz roja es su límite,
ellos quieren avanzar.
En el autobús alumbra una lamparilla,
su luz se difumina,
así, sin llegar al pasajero del rincón.
En el autobús la luz es amarilla,
se desvanece en los rostros cansados,
rostros ambulantes.

Los pasajeros hablan solos en el trayecto,
hablan en silencio,
están inconscientes,
nada como el silencio de la mente.
Nadie deja de pensar,
las nubes son diálogos incompletos,
el sol es el karma,
las luces son mi alarma
y el claxon mi despertador.

miércoles, 29 de junio de 2011

Pasajeros de ciudad. Capítulo 1.

Ella sale de casa con sus manos en los bolsillos de sus viejos jeans. La lluvia no le impide salir, al contrario; la impulsa aún más a continuar su viaje por las calles pavimentadas.
Gota tras gota y al poco tiempo ella ya estaba empapada.
Siete pasos más y al levantar la vista se encontró a una persona sentada en la banqueta.
Ella no mostró interés (aunque por dentro se llenaba de curiosidad). Cuando ella estaba a punto de dejarlo atrás con sus pasos...

-¿Te ha pasado? -Preguntó él.
-¿Disculpa? -Respondió.
-La vida. Las pérdidas. ¿Te ha pasado? Lo pregunto porque una chica normal no sale a caminar sola por las calles cuando llueve.
-¿Te encuentras bien? -Dijo ella evadiendo su comentario.
-¿Tienes tiempo? -Preguntó por caballerosidad.
-Seguro. -Afirmó.

Y así caminaron hasta el departamento de ella. Un silencio abundante confirmó la necesidad que ambos sentían por hablar.
El cielo ya anunciaba el anochecer con sus estrellas y su luna. Esta vez era diferente, las nubes no se mostraban tan egoístas como las noches anteriores. El cielo estaba despejado y la frescura del aire enchinaba la piel de aquellas víctimas del destino.

Ella lo invita a pasar sin pensar en lo desconocido que es para ella. Era una visita agradable después de todo.

-Toma asiento y espera aquí mientras voy por unos cuántos cobertores y un par de tazas de café. ¿O prefieres té? -Preguntó ella.
-Café está bien. No quiero causarte muchas molestias. -Replicó.


[...] Continuará.